El problema se había paleado durante tres meses mediante la ayuda del Órgano Ejecutivo. Específicamente, con la ayuda del Órgano Ejecutivo se recolectaron 90 mil toneladas de basura desde el 14 de abril al 15 de julio del presente año y a un costo de 3.1 millones de dólares, incluyendo los costos de mantenimiento, combustible, conductores y el personal, según revela un comunicado de prensa de la Presidencia de la República.
La ayuda del Órgano Ejecutivo provino directamente del Ministerio de la Presidencia, el cual implementó las siguientes medidas, según el comunicado de prensa:
- Conformación de una Comisión de Basura
- Negociación con las empresas privadas para contratar el equipo de recolección de desechos y alcanzar precios competitivos
- Programación de la logística
- Reparación de 38 camiones recolectores de la DIMAUD que se encontraban fuera de servicio
- Designación de agentes del SPI 24/7 para custodiar los camiones y piezas, y agentes inspectores para monitorear la basura en cada calle antes de que llegara la cuadrilla de la DIMAUD
- Contratación de un call center para atender denuncias y reclamos, y 250 empleados temporales para brindar el servicio de limpieza y recolección de basura en las calles
La portavoz del Ministerio de la Presidencia, Judy Meana dijo: “desafortunadamente nos han pedido que nos retiremos. La recolección de la basura es potestad de la Alcaldía, y lo respetamos; pero quiero agregar que desde el Ejecutivo se hizo lo imposible para que la Ciudad esté limpia como todos los panameños nos merecemos. Estamos sumamente conformes con nuestro trabajo que incluso se manifestó disminuyendo en un 95% los llamados por denuncias y reclamos”.
El alcalde Ricardo Bosco Vallarino había sido un hombre muy activo en la Cruzada Civilista, una organización que combatía de forma activa al régimen del General Manuel Antonio Noriega, mediante métodos políticos, pacifistas y democráticos. Luego de la caída de Noriega, tras la Invasión de Panamá, la Cruzada Civilista desapareció y no se volvió a ver más a Bosco Vallarino en política, sino hasta las pasadas elecciones cuando derrotó al candidato del Partido Revolucionario Democrático, Roberto (“Boby”) Velásquez. Boby Velásquez fue señalado por David Murcia de haber recibido varios millones de dólares para el financiamiento de su campaña para candidato a Alcalde del Municipio de Panamá, lo cual hizo que Bosco Vallarino ganara, luego de haber estado permanentemente por debajo en las encuestas.
El Alcalde Ricardo Bosco Vallarino no ha hecho el mejor cabildeo político con el Ejecutivo, a pesar de haber ganado la Alcaldía en alianza con la alianza de los partidos de gobierno. Se percibe una relación muy tensa entre el Alcalde y el Presidente de la República. Incluso, hace sólo un par de semanas, el Ejecutivo le pidió al Alcalde la renuncia. Parece haber mucha tensión política en el problema de la recolección de la basura. El alcalde no sólo enfrenta a sus adversarios políticos del PRD, sino también a muchos otros y su salida de la Alcaldía parece inminente, luego de que el Ejecutivo se ha retirado de la recolección de la basura y él ha quedado con una responsabilidad que dificilmente podría cumplir sin los recursos financieros para eso.
Actualmente, la Alcaldía del Municipio de Panamá no tiene la capacidad para la recolección de la basura en el área metropolitana. Es decir, el volumen de basura que genera diariamente la Ciudad de Panamá sobrepasa con creces la capacidad actual de recolección. El municipio necesita comprar más vehículos recolectores y tratar de reparar algunos de los existentes, pero no cuenta con los recursos financieros para esto, ni con posibilidad de financiamiento.
Con respecto a esto último, se observa que actualmente, el Municipio no recibe financiamiento a largo plazo y que sus proyectos de inversión son autofinanciados. De hecho, todos sus compromisos son a corto plazo con proveedores locales. El presupuesto de la Alcaldía de Panamá es de 111.8 millones de dólares; sin embargo, tiene un enorme monto de de cuentas por cobrar. Si lograra cobrar todo lo que le adeudan, sus problemas terminarían inmediatamente, no obstante, de forma inmediata, esos es casi imposible.
La mayor parte de las cuentas por cobrar son tasas de aseo no pagadas por los ciudadanos durante años. Al parecer, es en este punto donde radica el verdadero problema financiero del Municipio.
La gestión de cobro ha sido inefectiva debido a que la tasa de aseo ha estado durante años unida a la tasa del servicio de agua potable que brinda otra institución del Estado. Se trata de una facturación conjunta en la cual el cobro de la tasa de aseo aparecía en la misma factura que el servicio de agua potable y el cobro de ambas era realizado por la entidad estatal que presta el servicio de agua. A pesar del problema de cobro, no fue sino hasta hace poco cuando las facturas fueron separadas.
Tampoco existía el poder de coerción para obligar a los ciudadanos a pagar por el servicio de recolección de la basura, de modo que éstos no pagaban; el conocido problema del free rider, que se refiere al caso en que los ciudadanos no contribuyen con el pago para que el bien público (que en este caso es la recolección de la basura) se produzca, porque igualmente aunque ellos no contribuyan no pueden ser excluidos del derecho de recibir el bien. Aunque digan lo contrario, el servicio de recolección de la basura es un “bien público” porque nadie puede ser excluido de la recolección, aunque no pague, porque de lo contrario se generaría un problema de salud pública, porque la acumulación de basura del vecino que no pagó terminaría afectando al vecino que pagó.
La recolección de la basura en el Municipio de Panamá nunca ha sido privatizada. El experimento en otros distritos se llevó a cabo a partir de la segunda mitad de la década de los noventa. Sin embargo, hubo muchos fracasos, en el cual algunas compañías privadas fracasaron. Incluso, el servicio privado fue peor que el público. Las compañías fueron afectadas por la dificultad de cobrar la tasa de aseo a los ciudadanos, lo cual afectó su flujo de efectivo e inversión en la expansión de su capacidad de recolección. La basura se recolectaba en camiones compactadores adecuados para dicha labor, pero luego de la quiebra de las compañías privadas el servicio en esos distritos quedó en manos de cualquiera que tuviera cualquier clase de camión para hacerlo que, desde luego, no era compactador, generando entonces externalidades negativas sobre la salud pública. Luego del fracaso de algunas compañías privadas, el servicio se volvió a concesionar a otras compañías privadas o sino volvió a delegarse la responsabilidad a los municipios.
El reciclaje es una buena alternativa, no obstante, la idea siempre a quedado en papel o alguna que otra labor al respecto, con un impacto prácticamente impeceptible.
Los municipios necesitan reformas profundas, encaminadas a fortalecerlos en el largo plazo. Traspasar sus funciones al Gobierno Central no es la mejor alternativa.
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