Por Juan R. Cortes Dean
juancotan@yahoo.com
Convocados por cientos de organizaciones mexicanas e internacionales de todos los continentes, obreros, campesinos, pueblos indígenas, organizaciones de mujeres del movimiento urbano popular, ambientalistas, ONG’s , activistas e intelectuales estuvieron entre el 5 y el 10 de diciembre, simultáneamente en la realización de las negociaciones de la COP 16.
Estando en Cancún como fruto de un largo e intenso proceso de educación popular, talleres, y discusiones, en México y con aliados internacionales, para avanzar en la construcción de una comprensión común , consensos y propuestas unitarias para ir conformando un gran sujeto social nacional e internacional plurisectorial y unitario capaz de exigir a los gobiernos del mundo que lleguen a acuerdos que enfrenten las causas profundas y estructurales de la crisis climática, dadas por el modelo de producción y consumo que concibe a la naturaleza sólo como fuente de recursos y ganancias y no como la” Pacha Mama”. Pues la urgencia de soluciones frente a la realidad y efecto sociales y ambientales del calentamiento global no puede esperar el realismo político y el conformismo de los poderosos que han puesto en riesgo la sobrevivencia del planeta.
Sin embargo, en la madrugada de ese 11 de diciembre se anunció la existencia de un acuerdo en las negociaciones de la COP 16 que no constituye ningún avance, por el contrario, implica la adopción formal del llamado “acuerdo de Copenhague” evadiendo por completo la búsqueda de soluciones reales a la crisis climática. Pero los gobiernos del mundo estaban en la obligación de buscar soluciones a la crisis y ofrecer respuestas para garantizar la sobrevivencia de la humanidad y no fueron capases de hacerlo y el resultado de las negociaciones muestra que la lógica de la ganancia está por encima de la vida y el planeta.
En cuanto a los contenidos del acuerdo, éstos no responden a la urgencia de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para frenar los fenómenos climáticos extremos que afectan a la humanidad y ya han causado miles de muertes. Aunque se menciona la adopción de un segundo periodo de compromisos del Protocolo de Kyoto, no se explicitan fechas ni mecanismos para que ello ocurra, y se incluyó solamente la adopción de compromisos voluntarios. En consecuencia, las reducciones de gases que se adopten serán definidas por la voluntad de los países y no por una meta común global. Así, en Cancún se demostró que los países del norte no están dispuestos a la reducción sustancial de sus emisiones de gases y, en consecuencia, veremos en nuestro Panamá los resultados.
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